martes, 21 de febrero de 2012

Sweezy

En este libro de la teoría del desarrollo capitalista de  Sweezy, éste  coge como referencia la obra inacabada de Marx “El Capital” Para empezar con el libro, menciona como en todo su primer volumen lo desarrolla dando a entender que la ley del valor controlara directamente los precios de todas las mercancías, tanto como si los precios suben, como si bajan.. Según Marx, una situación de equilibrio debe darse por la igualdad de las tasas de ganancia rendidas por todas las industrias del sistema. Por lo que con esto, podemos llegar a la conclusión de que la teoría del valor antes mencionada (la ley de valor controlara los precios de todas las mercancías) es incompatible con los fenómenos reales de la producción, el método de transformación del valor en precio de Marx es insatisfactorio.
Sin embargo, por otra parte, Sweezy nos expone una solución alternativa en manos de Bortkiewicz, (al haber identificado el error de Marx y haber calculado el esquema del valor en términos de dinero) Sweezy, nos enseña que con su método se demuestra que sólo en el caso de que la composición orgánica del capital sea igual a la composición orgánica social media del capital el precio y el valor total son idénticos.
Marx consideró por su parte que  el cálculo del precio como secundario, él estaba interesado en el ingreso total,su división entre las diferentes clases sociales y la forma en que estas cantidades totales operan en el curso del desarrollo del sistema capitalista. Por su parte Sweezy lo que nos  afirma es que las leyes del movimiento de la producción capitalista pueden, en principio, ser analizadas y descubiertas mediante el uso, ya sea del cálculo del precio o del cálculo de valor.

En el capítulo VIII, “La naturaleza de las crisis capitalistas” donde el autor nos cuenta como no es posible tratar el tema de las crisis únicamente dentro del marco general de la política económica de Marx debido a que éste tema fue una de las tareas inconclusas que nos dejó, nos expone la evolución del comercio en términos de intercambio para llegar a la explicación general del proceso de las crisis. Y empieza por el denominado trueque, que representado de otra forma sería M-M (Mercancía-Mercancía), esta forma de cambio evoluciona a M-D-M (Mercancía-Dinero-Mercancía) dividido así el cambio en dos partes, se ahorra mucho tiempo y resulta posible la verdadera especialización. Aquí la crisis que se podría dar sería la de superproducción, ya que el productor ha producido más de lo que puede vender, mientras que en formas anteriores de la sociedad la crisis sería sinónimo de escasez insólita. Para lograr la causa de la primera crisis mencionada sólo habría que averiguar la razón de por qué el productor A, como lo ha llamado Sweezy, vendió y no pudo comprar. La conclusión a la que se llega es que la forma de cambio M-D-M lleva consigo la posibilidad de una crisis pero al mismo tiempo significa producción para el consumo y puesto que éste fundamental en un proceso continúo hay pocas razones para esperar que las posibilidades se conviertan en hechos. A continuación, nos habla de la “Ley de Say”, según la cual no puede interrumpirse la circulación M-D-M y, por lo tanto no puede haber crisis, ni superproducción.
Esta forma de cambio característica de la producción simple de mercancías, evoluciona bajo el capitalismo a la forma D-M-D' (aunque para la gran mayoría de la gente la circulación sigue con la forma M-D-M) según la cual, el capitalista inicia su carrera con dinero, lo lanza a circulación, a cambio de fuerza de trabajo y medios de producción, y después del proceso de producción reaparece en el mercado en forma de mercancías que transforma de nuevo en dinero, lo que hace al capitalismo fuertemente susceptible a las crisis y a la superproducción. Más adelante, el libro hace una distinción de las diferentes crisis que se pueden dar bajo un sistema económico capitalista, dividiéndolas en dos grandes ramas, la crisis derivada del descenso de la tasa de ganancia y las crisis de realización.

Marx consideraba el ciclo económico como la forma específica del desarrollo capitalista y la crisis como una fase de dicho ciclo. Por lo que la crisis derivada de la tasa de ganancia se explica de la siguiente forma: la cadena causal va desde la tasa de acumulación al volumen de empleo, de éste, deriva al nivel de los salarios y de éste a la tasa de ganancia.

Dentro de las crisis de realización, podemos distinguir entre las crisis que provienen de la desproporcionalidad y las que provienen del subconsumo.
La causa de la primera se debe a la desproporcionalidad entre las diversas ramas de la producción y esta desproporcionalidad tiene sus raíces en el carácter anárquico y sin plan de la producción capitalista; Tugan, fue quien popularizó esta teoría entre los socialistas; este autor rechaza las dos explicaciones de crisis representadas por Marx, la derivada de la tasa de ganancias diciendo que un ascenso de la composición orgánica del capital debe conducir a un ascenso de la tasa de ganancia; y las crisis derivadas del consumo, demostrando que no podía haber superproducción independientemente de lo que suceda con el consumo (siendo la producción proporcionada a las diversas ramas de la industria). Sin embargo esta segunda demostración no se hace legítima, siendo objeto de crítica de numerosos autores marxistas. Esta crisis del subconsumo, indicaba como causa fundamental de la crisis un déficit de consumo y, por lo tanto un exceso de producción. Lo que Tugan afirmaba era que, según el punto de vista capitalista, no hay un déficit de la demanda de lo que producen, y por lo tanto, no hay peligro de crisis, el único requisito necesario era la producción proporcionada como antes hemos mencionado.
Pero después de esta exposición y a raíz de la misma, Sweezy nos conduce a la reflexión con la siguiente pregunta,“¿No hay una contradicción crasa entre esto y la opinión, tan frecuentemente reiterada por Marx mismo, de que el fin y objeto de la producción capitalistano es el consumo, sino más bien la expansión de los valores?, cuya respuesta se encuentra en la contradicción fundamental de la sociedad capitalista (entre los fines de la producción vista como un proceso técnico-natural de creación de valores de uso, y los fines del capitalismo considerado como un sistema histórico de expansión del valor de cambio). Contradicción que también deriva en el papel secundario que atribuyen los marxistas al subconsumo; ya que para que éste recupere su prestigio hace falta una formulación cuidadosa, libre de las objeciones que han sido hechas a las versiones precedentes.

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